El dolor solo hay que aguantarlo, esperar a que se vaya por
si solo y a que la herida que lo ha causado cicatrice. No hay soluciones ni
respuestas sencillas, solo hay que respirar hondo y esperar a que se calme. La
mayoría de las veces el dolor puede aliviarse, pero a veces llega cuando menos
te lo esperas. Te da un golpe bajo y no te deja levantarte. Hay que aprender a
aceptar el dolor porque lo cierto es que nunca te abandona y la vida siempre lo
acrecenta.